Resistiendo bajo la Ley Marcial

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Un reporte, una entrevista y una llamada a la acción

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En los últimos días, el territorio dominado por el Estado chileno se ha convertido en una auténtica zona de guerra, entre militares y policías que persiguen y matan sin ningún pudor e insurrectes que han tomado las calles en lo que comenzó como unas protestas estudiantiles contra la subida de precios en los pasajes del Metro y no tardó en convertirse, ante la represión, en una auténtica insurrección popular contra el Estado y contra la miseria de la vida cotidiana provocada por el sistema capitalista.

Incontables enfrentamientos con la policía y los militares, saqueos a grandes superficies y negocios de multinacionales, ataques a edificios gubernamentales, comisarías y cuarteles, bloqueos y destrucción de la infraestructura de movilidad, huelgas articulando la revuelta secundadas por amplios sectores de población, acciones festivas en la calle, auto-organización y solidaridad han nutrido el cuerpo de este levantamiento popular que parece muy lejos de terminar o de apagarse, pese a las brutales represalias del Estado, en forma tanto de un estado de emergencia y toque de queda como de una dureza por parte de maderos y milicos que recuerda a los tiempos de la dictadura cuyos altos mandos nunca se fueron, y que además de miles de personas detenidas y un número indeterminado de herides, han provocado también varias muertes, con un número cada vez mayor de manifestantes y solidaries asesinades o “desaparecides” por el ejército y los carabineros.

Al final, un mensaje que nos ha llegado de una persona afín que se encuentra en territorio chileno, y que también resume lo que se ha estado viviendo en las calles de Santiago estos días.

Amor y fuerza para todas las personas afectadas por la represión y su entorno cercano Amor y fuerza para todes les que luchan y resisten en las calles al terrorismo de Estado. ¡Que se extiendan la revuelta y la solidaridad!


Desde que la revuelta en Ecuador se ha extendido a Chile, el conflicto ha escalado rápidamente. El gobierno ha llamado a los militares y declarado la Ley Marcial, pero el pueblo se niega a abandonar las calles, y continúan creando una situación ingobernable. A pesar de la rápida cancelación del aumento de la tarifa del Metro que desencadenó las protestas, su rabia es mucho más profunda; muches en todo el país están enfurecides por las dramáticas disparidades en riqueza y poder que el capitalismo ha creado y por la decisión del presidente de intentar aplastar las protestas por medio de los militares, una estrategia que recuerda a la dictadura militar de 1973-1990. Hoy se llevan a cabo huelgas y protestas en todo el país, en Punta Arenas, Concepción, Valparaíso, Valdivia y Temuco, así como en Santiago.

El gobierno chileno admite hasta 8 muertes en el transcurso de los disturbios, 7 en incendios y 1 asesinado por disparos de los militares durante las manifestaciones. Sin embargo, hay informes circulando que hablan de 11 muertes, y muchas más personas han recibido disparos de la policía, los soldados y las patrullas de ultraderecha. Leed lo que sigue para más detalles.

En el siguiente texto, ofrecemos nuestro propio reporte breve desde las calles de Chile, una entrevista con un anarquista chileno desde dentro del movimiento y un llamado a la acción de otres participantes.

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Sábado

El sábado, las protestas comenzaron antes del mediodía. En toda la ciudad y los barrios se podía escuchar un zumbido constante de ollas y sartenes, coches tocando el cláxon, todo al ritmo de los cantos populares: “Evadir, no pagar, otra forma de luchar”y “El pueblo unido jamás será vencido”.

Tras la declaración del estado de emergencia el viernes por la noche, se garantizó que el sábado vería más protestas. Durante todo el día, varias formas de rebelión estallaron en toda la ciudad. Las grandes bandas tocaron música de protesta y cantaron, muchas personas construyeron barricadas y las incendiaron. La gente rompió las ventanas de muchos edificios gubernamentales clave y de muchos bancos, y luego sacó los muebles del interior para construir barricadas en la calle y destruyó los registros bancarios. Muchas tiendas fueron saqueadas de artículos tanto por diversión como por necesidad. Se quemaron más autobuses mientras la gente se enfrentaba con la policía. El ejército estaba en vigor con armas largas, lo que aumentaba la atmósfera de ansiedad y revuelta.

Los militares ocupando las calles en Chile.

Una banda musical desafiando la ocupación militar.

Se declaró un toque de queda para las 22 del sábado en Santiago, así como en otras ciudades que participaban en la protesta: Concepción y Valparaíso. Cuando se puso el sol, algunas personas comenzaron a irse a casa por temor a que los militares comenzaran a emplear sus armas con fuerza letal. Muchas otras personas optaron por permanecer fuera pasado el toque de queda y durante la noche. Los enfrentamientos continuaron descentralizándose, extendiéndose aún más en las periferias de Santiago, llenando toda la ciudad. Algunas de las violencias policiales y militares más severas ocurrieron en las periferias: Maipú, Pudahuel Sur y San Bernardo, un suburbio semi-rural en las afueras de la ciudad.

Les manifestantes incendiaron las casetas de peaje en la autopista al norte de Santiago.

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En Valparaíso, les manifestantes quemaron un edificio propiedad de la prensa derechista/fascista, un periódico llamado “El Mercurio”. Valparaíso experimentó una fuerte represión militar, con soldados corriendo por las calles y atacando a les manifestantes. Pocas horas después del toque de queda, se anunció en la radio que la presencia de militares sería doblada a primeras horas del domingo en Santiago. Un nuevo hashtag empezó a circular en redes sociales: #chiledespierto

Los militares atacando a civiles en Valparaíso.

Domingo

Los informes de noticias de las primeras horas del domingo anunciaron que 240 personas habían sido detenidas el sábado por la noche por infracciones del toque de queda, más de 600 habían sido arrestadas en todo el país y había 62 policías heridos. El número total de arrestos y lesiones durante la semana es mucho mayor. Walmart Chile anunció que “debido a actos de vandalismo, ha sufrido saqueos en más de 60 ubicaciones en la Región Metropolitana y en las regiones de Valparaíso, Antofagasta, Calama, Concepción, San Antonio y Temuco”. Se difundieron imágenes de la policía usando abiertamente cocaína en medio de las manifestaciones para bombearse antes de atacar a les manifestantes.

Según se ha reportado, 6 trenes han sido dañados, 3 de los cuales fueron completamente destruidos. Llevará meses restablecer el servicio de la línea de Metro más nueva.

Fotografías del sábado están disponibles en Instagram aquí y aquí.

El domingo por la tarde, el presidente chileno Sebastián Piñera dio un discurso televisado para el país desde el cuartel del ejército en Santiago:

“La democracia no solo tiene el derecho, tiene la obligación de defenderse usando todos los instrumentos que la democracia misma proporciona, y el estado de derecho para combatir a aquellos que quieren destruirla… Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable, que no respeta nada ni a nadie y está dispuesto a usar la violencia y el crimen sin ningún límite”.

No solo esta declaración, sino también el contexto en el cual fue presentada, muestran con la suficiente claridad hasta qué punto la democracia está entrelazada con la misma fuerza militar que gobernó durante la dictadura militar. Cualquiera que tenga experiencia en el extremo receptor de la violencia estatal sabe que las autoridades siempre nos acusan de lo que planean hacernos para legitimar su agresión de antemano. A partir de esta declaración, está lo suficientemente claro que el presidente Piñera y los mercenarios que le sirven están intentando crear un discurso en el cual puedan legitimar asesinar a grandes cantidades de personas para devolver Chile a su control.

La gente de todo el mundo debería sentirse inspirada por el coraje mostrado por la gente común en Chile, y dar lo mejor de nosotres para que sea imposible para los militares chilenos asesinar al pueblo en las calles. Sigue a continuación una entrevista con une participante anarquista en el levantamiento y una llamada a la acción de otres participantes.

Las siguientes páginas de Instagram ofrecen cobertura hora a hora de la situación en Chile: @radiovillafrancia @radiokurruf @piensaprensa @diariovenceremos

Militares arrastran el cadáver de un manifestante asesinado por el ejército durante una manifestación en Colina, al norte de Chile. Aviso de contenido: Estos vídeos son especialmente gráficos y pueden resultar muy impactantes o ser un “trigger” para personas especialmente sensibles:

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Entrevista

¿Con qué frecuencia se utiliza la ley del estado de emergencia o toque de queda en Chile? ¿Cuándo fue la última vez que el estado los empleó?

Los poderes de emergencia que ha implementado el Estado chileno se transmitieron desde la dictadura de Pinochet (o Pinoshit, como nos gusta llamarlo aquí). La Ley de Seguridad Interior (LSE) ha existido desde 1958, antes del golpe militar de 1973, pero en 1975 la dictadura amplió enormemente sus poderes, especialmente en relación con los delitos de “desorden público”. sanciones y sentencias por una variedad de violaciones y crímenes durante los momentos en que se altera el “funcionamiento del país”. Por ejemplo, en 2002, el gobierno (¡encabezado por socialistas!) usó la LSE contra la huelga de conductores de autobuses. En general, sirve más como un elemento disuasorio y una amenaza que como una herramienta real para llevar a alguien en particular a juicio.

Luego está el estado de emergencia actualmente vigente, que fue escrito en la Constitución de la dictadura de 1980, la misma Constitución que tenemos hoy.

El estado de emergencia anteriormente solo se había utilizado durante desastres naturales (como el terremoto de 2010 en Concepción y durante otros terremotos e inundaciones). Durante esos desastres, hemos visto al ejército en las calles, supuestamente para “ayudar” a la gente y limpiar los escombros, pero en realidad, las fuerzas armadas usan estos casos como ejercicios militares, practicando cómo tomar las ciudades y defender la propiedad privada de corporaciones multinacionales. Si bien los estados de emergencia se han declarado en la memoria reciente, esta es la primera vez desde la dictadura (específicamente desde 1987) que se ha utilizado un toque de queda. También es la primera vez que el Estado despliega las fuerzas armadas específicamente para la tarea de represión. Para la gente en Chile, es impactante ver las calles llenas de vehículos militares, tanques y jeeps llenos de tropas armadas. Sin embargo, las generaciones más jóvenes parecen tenerles menos miedo que las que recuerdan la dictadura.

Soldados en las esquinas, igual que durante la dictadura.

¿Cómo encaja esto en los últimos años de movimientos sociales y enfrentamientos con la autoridad en Chile? ¿Alguien vio venir esto?

Nadie vio venir esto, ni que se extendería tan lejos. La gente en Santiago sentía que la tensión estaba aumentando, pero no en el sentido de una revuelta social. Por el contrario, se vio más en las agresiones entre las personas: personas que tienen que viajar durante horas después de su jornada laboral o escolar, hartos de tener que apretarse fuertemente en un tren o autobús abarrotado, abrumados por el agotamiento. Este enfado y agotamiento se manifestaron en conflictos entre les explotades. Por ejemplo, culpar y luchar contra otras personas en el tren o en el autobús, o hacer chivos expiatorios a inmigrantes y similares, creando una experiencia diaria de hostilidad, pero ningún grupo político u organización estaba preparado para este tipo de revuelta generalizada.

Desde la semana pasada, ha habido convocatorias a evadir las tarifas y sabotear el transporte público en respuesta a la subida de precios de 30 pesos. Eso no era nada nuevo. Siempre que haya aumentos de tarifas, verá este tipo de llamado a la acción. Lo que es diferente esta vez es que estamos en primavera, mientras que los aumentos de tarifas anteriores se han implementado a mediados del verano sin mucha respuesta.

A partir del lunes 14 de octubre, les estudiantes de secundaria organizades y combatives comenzaron acciones colectivas de evasión de tarifas después de salir de la escuela. Estas fueron masivas y muy efectivas. Los guardias de seguridad del Metro no estaban listos para eso, por lo que les niñes pudieron saltar libremente los torniquetes y también mantener abiertas las puertas para otres viajeres. El martes 15 de octubre, las evasiones colectivas crecieron aún más e incluyeron incluso más escuelas secundarias. Para el miércoles 16 de octubre, no solo estaban involucradas las escuelas con una reputación militante. Muchas escuelas en barrios más pobres fuera del centro de la ciudad también se involucraron en la acción, y ahí es donde los guardias de seguridad de Metro comenzaron a aporrear a les estudiantes. Esta fue realmente la chispa, e hizo a les estudiantes de secundaria aún más resueltes en su lucha. Organizaron acciones masivas de evasión de tarifas para más tarde ese día (en Santiago, les estudiantes salen de la escuela un par de horas antes de que termine la jornada laboral) y cada vez más personas se unieron, aunque solo sea porque la mayoría de las personas necesitaban llegar a casa y no lo hicieron. No importa ahorrar un poco de dinero en su viaje. El jueves 17 de octubre, la respuesta de las autoridades y el Metro fue cerrar ciertas estaciones, impidiendo que las personas pudieran llegar a casa. Escuadrones de policía también comenzaron a ocupar estaciones de Metro, contribuyendo a un conflicto aún mayor y, a través de él, a la destrucción de la infraestructura del Metro. En algunos casos, solo en pocas ocasiones, les luchadores pudieron expulsar a la policía de las estaciones de Metro.

El viernes 18 de octubre hubo confrontación desde el comienzo de la jornada laboral. Las estaciones de Metro abrieron con más guardias de seguridad y más policías de lo habitual, pero la gente seguía organizando evasiones masivas y, en muchos casos, lograron subir a los andenes. El día continuó como siempre hasta el final del día escolar. Una vez que terminó la escuela, todo se salió del control de cualquiera. Hubo enfrentamientos y combates por toda la ciudad. Las estaciones de Metro estaban cerradas. Les estudiantes ocuparon las vías y destruyeron la infraestructura de Metro y autobuses, como torniquetes. Se cerraron tres líneas completas de Metro. La gente comenzó a pelear con la policía, y una variedad de zonas de conflicto entre la gente y la policía surgieron alrededor de la ciudad.

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Los autobuses fueron quemados y utilizados como barricadas en las principales carreteras. Las paradas de autobús fueron incendiadas. Incluso más combustible (proverbial y literal) se incendió cuando la gente comenzó a salir del trabajo durante el fin de semana. Gracias a la interrupción casi completa de los viajes en metro y autobús dentro de la ciudad, masas y masas de personas salieron a pie, aumentando voluntaria e involuntariamente los números en los conflictos callejeros. La policía estaba perdiendo terreno y, al caer la noche, comenzaron a atacar con gases lacrimógenos y cañones de agua. En retirada, la policía recurrió a los barrios de clase alta para asegurarse de que la revuelta no amenazara los centros de riqueza. Sin embargo, la gente no retrocedió y fue aún más lejos: saqueando y quemando bancos, supermercados, cadenas de tiendas corporativas, farmacias, estaciones de metro, oficinas de atención médica privatizadas y oficinas gubernamentales.

Desde que comenzaron las evasiones, todes han estado entusiasmades de apoyarlo, ya que es una táctica que cualquiera puede usar. Todavía hay una sensación entre la gente de que este ha sido un momento histórico, al menos en la conciencia social, y para la mayoría de las personas la revuelta ha puesto una sonrisa en su rostro (algo que no se ve a menudo en Santiago). Aunque muches no han estado de acuerdo con algunas de las formas de lucha, el sonido de las caceroladas sonó en toda la ciudad hasta altas horas de la noche.

Imágenes grabadas en el barrio de Franklin, Santiago de Chile, la noche del sábado 19 de octubre.

Todo esto llevó al gobierno a declarar, a las 2 de la mañana del sábado, un estado de excepción en la provincia de Santiago, que incluyó la movilización de las fuerzas armadas y la preparación para su despliegue en las calles. La noche continuó con más incendios y saqueos. El gobierno cometió un error al pensar que el anuncio de tropas en las calles calmaría las cosas.

Al mediodía del sábado 19 de octubre, se convocaron más caceroladas, así como protestas en las principales plazas de varios barrios, en protesta por la presencia militar y la represión (en lugar de solo la subida de tarifas). Los soldados intensificaron las cosas apuntando sus armas, cargadas con munición real, a la gente, lo que provocó más disturbios. Masas de personas salieron a las calles en ciudades donde no se había declarado un estado de excepción, por ejemplo Valparaíso, Concepción, Coquimbo y Puerto Montt. Esto llevó a más saqueos y, en respuesta, más estados de emergencia y toques de queda declarados, para comenzar a las 22 del sábado por la noche. En gran parte, el toque de queda fue ignorado y la gente se quedó en las calles hasta altas horas de la noche. El saqueo y la quema continuaron.

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Al menos 3 personas han sido encontradas muertas en las cenizas de un supermercado saqueado [Nota de La Rebelión de las Palabras: Algunos reportes de personas en las calles de Chile hablan de policías y militares yendo a supermercados incendiados a tirar los cadáveres de manifestantes a los que han asesinado, para así poder decir que esas personas murieron en los incendios y culpar a les revoltoses] y hay noticias de muches manifestantes herides por la policía. Hay muchos vídeos circulando de la violencia de la policía y los militares. Es difícil decir con certeza cuántes manifestantes han sido herides porque las noticias están inundadas con notas de prensa de la policía donde solo se habla sobre cuántos policías han sido heridos, sin mencionar siquiera a les manifestantes a les que ellos han herido, escondiendo el auténtico nivel de su represión. Sin embargo, la cifra de manifestantes herides asciende, definitivamente, a centenares, incluyendo personas golpeadas por porrazos, latas de gas lacrimógeno disparados al cuerpo y las cabezas de la gente, personas golpeadas a corta distancia por bolas de goma, personas atropelladas por vehículos policiales, y demás.

Esto sigue sucediendo mientras escribo y ni la policía ni las fuerzas armadas parecen haber tomado el control. Esta noche [domingo 20 de octubre] adelantaron el toque de queda a las 19 y circulan noticias falsas sobre la escasez de alimentos y productos básicos para asustar a la población.

Una cola para comprar comestibles. La ansiedad se ha extendido con respecto a la disponibilidad de bienes básicos de consumo.

Creo que desde el comienzo de esta revuelta, les estudiantes han estado llenes de un espíritu de liberación y confrontación que, gracias a les compañeres que han combatido a la policía en el pasado y destruido los símbolos del capital, ha generado una inconsciencia colectiva en la que, en momentos como este, la gente sabe atacar a la autoridad. Esto se ha demostrado por el hecho de que la mayoría de las empresas seleccionadas han sido grandes cadenas multinacionales como Walmart, que ha tenido alrededor de 80 tiendas saqueadas y 10 quemadas en todo el país. También se ve en el uso generalizado del símbolo anarquista en las paredes, especialmente entre la juventud combativa.

Vídeo grabado en las calles del centro de la ciudad de Santiago de Chile el domingo 20. Les manifestantes cantan “¡Ooof oof, qué calor, el guanaco por favor!”, en tono de burla hacia los llamados “guanacos”, furgones policiales antidisturbios blindados y equipados con un cañón de agua a presión.


Apéndice: Llamado a la solidaridad desde Chile

La revuelta está creciendo a pesar de la brutal represión estatal: este lunes 21 de octubre, avanzamos hacia la huelga general por todo

Hace una semana, cuando la tarifa del metro en Santiago alcanzó el precio estratosférico de 830 pesos chilenos (USD 1,20), el proletariado juvenil desenfrenado, que tiene la virtud de negar este mundo en la práctica, rechazando cualquier tipo de diálogo con el poder, lanzó un Llamado ofensivo para la “evasión masiva de tarifas”, autoorganizando un gigantesco movimiento de desobediencia que instantáneamente obtuvo un tremendo respaldo entre nuestra clase, ya que este medio de transporte público es utilizado por al menos 3 millones de personas diariamente. El Estado respondió enviando cientos de policías antidisturbios para proteger las estaciones, provocando enfrentamientos severos en el sistema de metro, que dejó a cientos de personas heridas y detenidas.

El viernes 18 de octubre se produjo la ruptura: durante un nuevo día de protestas contra el alza de las tarifas, las líneas de Metro de Santiago comenzaron a cerrarse por completo, una por una, a partir de las 15. Esto causó un colapso sin precedentes en el sistema de transporte urbano metropolitano. Ese día, se encendió la chispa y la clase proletaria demostró su poder, ya que miles de personas se arrojaron a las calles, abrumando a las fuerzas represivas y organizando importantes disturbios en el centro de Santiago que superaron cualquier pronóstico. El edificio corporativo de ENEL (una compañía eléctrica que opera en Chile) se incendió y varias estaciones de Metro sufrieron el mismo destino. El Estado capitalista mostró su verdadero rostro a la población, decretando un “estado de emergencia”, lo que significaba que los militares fueron expulsados ​​por primera vez desde el final de la dictadura como resultado de un conflicto social. A partir de esa noche, nada volverá a ser igual.

El sábado al mediodía, un llamado a reunirse en la Plaza Italia, en el centro de Santiago, rápidamente condujo a una revuelta general con rasgos insurreccionales que llegó a todos los rincones de la ciudad, a pesar de la fuerte presencia militar en las calles. Y, literalmente, el levantamiento se trasladó a todas las ciudades de la región chilena. Como una mancha de petróleo, comenzó a extenderse con caceroladas, barricadas, ataques a edificios gubernamentales, sabotaje de infraestructura estratégica para la circulación de capitales (plazas de peaje y medidores de tarifas en carreteras, 80 estaciones de metro parcialmente destruidas y 11 totalmente reducidas a cenizas, decenas de autobuses quemados, etc.), 130 sucursales bancarias dañadas, 250 cajeros automáticos destruidos, algunos ataques contra estaciones de policía y una instalación militar en Iquique, y lo que más ha irritado a la clase dominante: el saqueo de cadenas de supermercados y grandes centros comerciales.

En este escenario, que para nosotres ha sido una fiesta, y en el que el proletariado se auto-organiza y enfrenta a sus condiciones de extrema precariedad, el “estado de emergencia” se ha extendido a aproximadamente una docena de ciudades que se han unido a la lucha, que también se han enfrentado a un implacable “toque de queda” controlado a punta de pistola por los bichos militares y policiales que actualmente se encuentran en 10,500 soldados que tienen luz verde para disparar y matar.

Noche del domingo 20 de octubre: Manifestantes anarquistas muestran una pancarta que dice “PUNKS POR ROJAVA” mientras se enfrentan al ejército bajo la ley marcial.

El saqueo y la satisfacción inmediata de las necesidades humanas

El estado sacrosanto de la propiedad privada fue cuestionado radicalmente por decenas de miles de proletaries que se suministraron con todo lo que pudieron en la mayoría de los supermercados y grandes tiendas, que han sido saqueados por completo, y en muchos casos quemados, mientras una burguesía aterrorizada observa y llama constantemente a sus representantes para aplastar sin reservas lo que llaman “un pequeño grupo de elementos violentos y vándalos”. Sin embargo, la realidad está lejos de esto, ya que, aunque lo niegan continuamente, esta no es la acción de una minoría, sino una acción masiva, fenómeno que se ha estado expresando con fuerza incontenible.

Aquelles de nosotres que hemos sido despojades de todo y sobrevivimos como podemos, endeudades, sin poder llegar a fin de mes, hemos afirmado en la práctica que no tenemos ninguna razón para pagar por acceder a lo que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades. La reproducción de la supervivencia diaria comercializada en esta forma de vida que se nos impone está, en todo momento, subordinada a la acumulación de capital por parte de la burguesía, a expensas de les trabajadores asalariades y la vida de miseria que debemos soportar día tras día. No hemos hecho nada más que expropiar lo que nos pertenece y lo que nos ha robado toda nuestra vida, y esto no lo pueden soportar. En resumen, una revuelta generalizada significa reivindicarnos como seres humanos y negarnos a nosotres mismes como mercancía.

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La prensa: portavoces de capital y defensores de la mercancía

La prensa ha jugado un papel crucial en la defensa del “sentido común” y canalizando lo que se llama “opinión pública”, es decir, la lógica dominante del sistema capitalista, según la cual las cosas materiales y la producción de bienes importan más que los seres humanos, enfatizando una y otra vez la defensa del “orden público”, los “derechos individuales”, la “propiedad privada” y la “paz social” para justificar la masacre promovida por les capitalistas y los sectores más reaccionarios de la sociedad.

A través de la tergiversación y/o el ocultamiento de la información, la difusión de mentiras e historias falsas, la criminalización de la subversión social, toda la prensa ha demostrado ser cómplice del terrorismo de Estado: deben asumir las consecuencias de todo esto. Algunos ejemplos de esto incluyen lo siguiente:

  • Ocultar la cifra y los casos de asesinatos por parte de las fuerzas represivas, y no informar repetidas acusaciones de “uso excesivo de la fuerza en arrestos, abuso infantil, maltrato, golpes en la cara y los muslos, tortura, desnudamiento de mujeres y hombres y abuso sexual”, como indicó el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

  • Comunicar que ha habido saqueos de “mercados de agricultores” en algunos municipios como La Pintana, Puente Alto, entre otros, lo cual es totalmente falso. La gente ha informado en las redes sociales y alternativas que han sido policías vestidos de civil que han tratado de provocar luchas internas dentro de nuestra clase.

  • Promover el miedo entre la población haciendo hincapié en que el saqueo también afectará a las casas particulares y las pequeñas empresas, aun cuando se han producido algunos eventos completamente aislados de esto, que nuestra clase debe rechazar firmemente.

  • Diferenciando entre “ciudadanes” y “delincuentes”, entre manifestantes “pacíficos” y “violentes”, apostando por la división y el aislamiento de los elementos más radicalizados que forman parte del movimiento y que están tratando de promover una orientación anticapitalista en el desarrollo de la revuelta.

  • Permaneciendo en silencio cómplice sobre los cortes de suministro de agua que han afectado directamente a varios municipios en el sector sur de Santiago, que son “sospechosamente” también los lugares donde el combate contra el Estado y el capital se ha desarrollado de la manera más directa contra sus instituciones y donde la autoridad es más despreciada.

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El gobierno reconoce a 8 muertos, pero sabemos que hay muchos más

Como el presidente Piñera declara que “estamos en guerra contra un poderoso enemigo que no respeta a nada ni a nadie”, el despreciable Andrés Chadwick, Ministro del Interior, hizo una breve declaración en televisión alegando que 7 personas “habían muerto” – no que habían sido asesinadas a manos del Estado – sin ofrecer más detalles. Les que hemos estado presentes en la lucha y coordinando con camaradas en diferentes partes del país sabemos que el número de muertes es mucho mayor. Se han compartido videos y fotografías en las redes sociales y sitios web de contrainformación, que se están eliminando sistemáticamente de Internet, mostrando a las personas asesinadas por soldados y policías en varios lugares donde se resisten. Al menos según nuestro recuento, que todavía no podemos confirmar debido a la campaña deliberada de ocultamiento y desinformación del Estado capitalista, esta cifra es de 16 personas: 1 persona en Quinta Normal, 2 en San Bernardo, 5 en Renca y 2 en La Pintana, que murieron como resultado de incendios durante el saqueo, 1 persona asesinada en Lampa después de ser atropellada deliberadamente por la policía, 1 por balas militares en Colina, 3 en La Serena y 1 en Pedro Aguirre Cerda que murió como un resultado de la represión policial. Sabemos que esta evaluación parcial podría crecer aún más, ya que mientras escribimos rápidamente este texto, continúan los enfrentamientos severos bajo el toque de queda con el ejército, la policía y la policía encubierta en varios lugares dentro de la región chilena.

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La huelga general del lunes 21 de octubre y algunas perspectivas

Mañana, lunes 21 de octubre, una agrupación diversa de organizaciones de masas convocó a una huelga general, la primera que podría ser altamente efectiva, afectando directamente la producción, debido al colapso del sistema de transporte, al menos en la ciudad de Santiago. El Estado está haciendo todo lo posible por garantizar que “las personas vayan a trabajar”: han habilitado parcialmente la Línea 1 del sistema de Metro, están tratando de reforzar el servicio de autobuses y han pedido a la población que muestre “solidaridad” ayudando a sus barrios a llegar a sus trabajos. La clase capitalista solo está interesada en producir para sí misma; solo les somos útiles para producir y mover su mercancía y aumentar su acumulación de capital. Por esta razón, pedimos a las personas que no vayan a trabajar y participen activamente en la huelga, como lo ha hecho el sindicato de trabajadores del Metro, debido a la “represión policial y militar”. Además, creemos que es importante difundir las siguientes perspectivas:

  • No caigáis en la dinámica de luchar entre nosotres por la comida, el agua y la satisfacción de nuestras necesidades: ese es el juego del Estado, divide y vencerás. Para resolver nuestros problemas, debemos organizarnos en nuestras comunidades, no hay otra solución.

  • No permitáis que los partidos políticos y la socialdemocracia se presenten como nuestros “representantes”, se apropien de la lucha y se sienten a negociar con el Estado para extinguir el fuego de la revuelta, intentando dirigir la resolución del conflicto hacia la estética, reformas superficiales que no apuntan a erradicar la raíz de los problemas que afligen a nuestra clase.

  • Ocupad todas las instalaciones educativas y convertidlas en lugares de resistencia, debate, reunión y autoorganización, lugares para recolectar alimentos y medicinas, y espacios para ayudar a nuestres herides.

  • Organizad asambleas de base en los territorios donde se desarrolla la lucha, para decidir colectivamente la dirección de la revuelta en curso.

  • Exigid la libertad de les casi 1.700 detenides que están siendo procesades ​​por su participación en la revuelta.

¡HACIA LA HUELGA GENERAL POR TODO!
¡VAMOS HACIA LA VIDA! – Algunes proletaries anarco-comunistas que participan en la revuelta.

Rebellion against the precarization of life.

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Mensaje recibido de una individualidad afín

Este es el cuarto día de protesta social e insurrección popular en el Estado chileno. Llevada a cabo de modo totalmente espontáneo y horizontal, sin líderes ni organizaciones. Lo que comenzó como un llamado a evadir el Metro por culpa del alza de la tarifa, fue contestado con represión. Así que la gente salió a las calles exigiendo un cambio estructural del sistema, y la renuncia del gobierno. Van tres días en los que reina el caos. Desde Santiago de Chile puedo reportar que fueron saqueadas infinidad de farmacias y grandes supermercados, siendo todos los botines repartidos entre toda la gente o bien alimentando el fuego de las barricadas que cortaban todas las calles. Prácticamente todas las estaciones de Metro fueron atacadas e incendiadas, así como otros monumentos del poder. Reitero que todo de forma espontánea y popular. Toda la gente está en las calles, cortando calles y protestando cada cual a su manera, sin fiscalizar ningún modo de expresar la protesta.

En el día 19, el presidente, en respuesta, decretó el estado de emergencia, e impuso el toque de queda a partir de las 21:00. Salieron los militares a las calles, con permiso para disparar a matar. Ayer, domingo 20, el toque de queda fue adelantado para las 19:00. Los militares están matando gente. Hay muches desaparecides. Hay vídeos que registran cómo arrastran cuerpos inertes por el suelo. Después irían a tirarlos a supermercados incendiados echándole así la culpa a los saqueos e intentando confrontar al pueblo. Pero es seguro que son los militares y la policía quién está asesinando. También se cuenta que violan a las chicas detenidas. Está habiendo secuestros, se escuchan balazos durante la noche, helicópteros militares recorriendo el cielo. La gente que vivió la dictadura está indignada y rabiosa al volver a ver a los militares en las calles. Y estos están desbocados, así como la policía.

Hoy, lunes 21, hay convocado un paro nacional. El presidente declaró estar en guerra contra la organización criminal que está haciendo actos violentos. Organización criminal que no existe, puesto que es toda la gente al mismo tiempo la que está en las calles. Pero no les va a temblar la mano a la hora de reprimir el día de hoy. Hago un llamado a estar atentes a lo que está aconteciendo en el territorio chileno, a no creerle a la televisión y a estar más pendientes de las redes sociales, por dónde se están publicando vídeos de todo lo que sucede, a compartir la información y a apoyar la insurrección popular que está haciendo historia estos días.

Traducido de las compas de https://vozcomoarma.noblogs.org/