Temblores en Turquía

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Cómo la resistencia de Wan derrotó dos veces a Erdoğan

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En el siguiente informe, un veterano participante en el movimiento de liberación del Kurdistán explica cómo está cambiando la dinámica política en Turquía tras las elecciones municipales del 31 de marzo y la histórica resistencia popular en la provincia kurda de Wan.

Durante más de dos décadas, Recep Tayyip Erdoğan y su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) han gobernado Turquía, combinando el neoliberalismo con una mezcla cada vez más autoritaria de nacionalismo e islam político. Algunos estudiosos han descrito el sistema político turco como una forma de “autoritarismo competitivo” que combina instituciones democráticas con un gobierno autocrático. En la última década, este modelo de gobierno ha ido ganando adeptos en todo el mundo, incluso en supuestos bastiones de la democracia.

Mucha gente esperaba que las elecciones de 2023 pudieran traer el cambio a Turquía. Como uno de nuestros corresponsales escribió en 2022, reflexionando sobre los años transcurridos desde el levantamiento del Parque Gezi de 2013,

Durante los últimos diez años, siempre ha habido unas elecciones en el horizonte que la gente espera que asesten un golpe mortal a Erdoğan. Desde Gezi, ha habido no menos de seis de estas elecciones, desde un referéndum hasta elecciones presidenciales, parlamentarias y a la alcaldía. Algunas de ellas se repitieron hasta obtener el resultado “correcto”. Quizás sea ésta la maniobra contrarrevolucionaria más dolorosa. El espíritu de la acción directa y la política prefigurativa ha sido aplastado por la astuta consolidación del poder y la brutal represión de Erdoğan, dejándonos con todas nuestras esperanzas puestas en la política electoral.

La desastrosa respuesta del Estado turco al terremoto de febrero de 2023 no hizo sino complicar las perspectivas de Erdoğan. Sin embargo, las elecciones de 2023 devolvieron a Erdoğan al poder por un estrecho margen, frustrando una vez más las esperanzas de cambio.

La situación es especialmente difícil para el pueblo kurdo en las tierras ocupadas por Turquía. Mientras el pueblo turco se resiente del gobierno de Erdoğan, las comunidades kurdas llevan siglos oprimidas por diversos regímenes turcos. En la ciudad de Wan, en la parte del Kurdistán gobernada por Turquía, el Estado turco ha invalidado en repetidas ocasiones los resultados de las elecciones, instalando a sus propios representantes en puestos de autoridad sin ninguna pretensión de democracia.

Intentaron hacerlo una vez más en respuesta a las elecciones municipales del 31 de marzo. Esta vez, sin embargo, los y las manifestantes tomaron las calles de Wan y de muchas otras ciudades y pueblos, defendiéndose valientemente de la policía. El 2 de abril, los comercios de todo Wan permanecieron cerrados en señal de protesta, mientras los y las manifestantes inundaban las calles una vez más. El 3 de abril, el gobierno turco se vio obligado a capitular, cediendo una victoria a la protesta, la primera de este tipo en muchos años.

Fundamentalmente, la democracia representativa funciona como un medio para legitimar la autoridad del Estado. Esto explica la continuidad de las instituciones represivas y la violencia colonial entre regímenes democráticos y dictatoriales. La solución a la difícil situación del pueblo kurdo y otras poblaciones objetivo en Turquía no es ni una mayor adhesión al Estado de derecho ni una aplicación más estricta del gobierno de la mayoría: las leyes pueden servir para imponer la opresión, del mismo modo que las mayorías pueden votar democráticamente para oprimir a las minorías. La solución es la autodeterminación real para todas las personas, desde Wan hasta Rojava, Artsaj, Gaza, y Black Mesa.

No obstante, la resistencia de Wan muestra cómo la gente puede ejercer el poder conjuntamente al margen de las instituciones estatales, señalando el camino hacia soluciones de base al autoritarismo de nuestro tiempo. Su ejemplo debería interesar a personas de todo el mundo. El siguiente texto analiza estos acontecimientos con más detalle.

Manifestantes en Êlih [ciudad conocida como Batman en turco] utilizan fuegos artificiales y proyectiles para defenderse de la policía que les ataca con gases lacrimógenos, balas de goma y cañones de agua. Después de que el Estado turco intentara suprimir los resultados de las elecciones en Wan, jóvenes bloquearon la calle Diyarbakır, coreando “Jin jiyan azadî” (Mujer,Vida y Libertad) y otras consignas.


Cómo el pueblo de Wan derrotó dos veces a Erdoğan

La resistencia es el lenguaje de las personas oprimidas, no porque lo elijan, sino porque es el único medio de seguir existiendo. Cuando la gente persiste en resistirse a la dominación, puede obtener resultados políticos antes inimaginables. Un ejemplo significativo de esto ocurrió recientemente en la provincia de Wan, durante las elecciones municipales de Turquía, donde la coalición colonial y ultranacionalista liderada por Recep Tayyip Erdoğan experimentó dos derrotas: primero en las propias elecciones y luego como consecuencia de la resistencia contra la supresión colonial de la voluntad popular.

Turquía celebró elecciones municipales el 31 de marzo. El partido del presidente Recep Tayyip Erdoğan, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), quedó segundo por primera vez desde que llegó al poder en 2002, perdiendo en los municipios de las principales ciudades. El CHP (Partido Republicano del Pueblo) recibió el mayor número de votos. Como parte de su dominio colonial del Kurdistán del Norte, el AKP había nombrado síndicos del gobierno en las ciudades kurdas de Turquía en lugar de alcaldes elegidos democráticamente para dos mandatos, un total de ocho años. Su justificación era que los alcaldes kurdos elegidos estaban al servicio del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y no del pueblo, pero no presentaron ninguna prueba de ello ante los tribunales; sólo citaron declaraciones políticas de los alcaldes elegidos que no coincidían con la agenda del AKP.

Durante ocho años, los derechos del pueblo kurdo fueron suprimidos arbitrariamente para que los municipios kurdos fueran gobernados por los burócratas de Erdoğan, que dilapidaron los presupuestos municipales en corrupción y lujo, al tiempo que borraban de hecho la lengua kurda de los servicios municipales en las ciudades de mayoría kurda. En respuesta, en las elecciones del 31 de marzo, la ciudadnía kurda eligió a candidatos del Partido DEM (Partido de la Democracia y la Igualdad), logrando importantes victorias a pesar del fraude electoral antes, durante y después de las elecciones.

El proceso electoral estuvo muy lejos de cumplir las normas democráticas, incluso en un sentido liberal. Las elecciones se celebraron en un contexto en el que el AKP ejercía un control total sobre los medios de comunicación de masas. Se encarceló a políticos kurdos del Partido Demócrata y a decenas de miles de activistas que, de otro modo, podrían haber participado en la campaña electoral. Órganos supuestamente independientes, como el poder judicial, estaban firmemente bajo el control del AKP; durante las campañas electorales no hubo ningún atisbo de debate libre y justo. Antes de las elecciones, el partido DEM se opuso a varias formas de fraude electoral, como el registro de policías y soldados como electores para manipular los resultados en ciudades como Kars, Sirnak y Bitlis, así como en pueblos más pequeños; sin embargo, la mayoría de los partidos políticos turcos, incluido el CHP, permanecieron en silencio. Se denunciaron numerosas violaciones (https://reason.com/2024/04/05/kurdish-protesters-managed-to-stop-election-cheating-in-turkey/), como la votación abierta, en la que los votantes no pudieron utilizar el voto secreto, la prohibición del acceso de periodistas a los colegios electorales y la presencia de policías y soldados en los colegios electorales durante la emisión del voto, sobre todo en las ciudades kurdas. Tras las elecciones, se hizo evidente que el AKP se había preparado para suprimir ilegalmente los resultados de las elecciones en ciudades kurdas, especialmente en la ciudad de Wan.

Manifestantes en Wan.

A pesar de ello, el AKP y su partido de coalición, el racista Partido de Acción Nacionalista (MHP), perdieron la mayoría de las elecciones municipales frente a diversos partidos políticos, principalmente frente al CHP. El Partido DEM, que representa principalmente a los segmentos kurdos, izquierdistas, feministas y ecologistas de la sociedad, ganó la mayoría de las ciudades y pueblos kurdos, a pesar de la represión en curso de prácticamente todas las formas de oposición kurda y de toda organización relacionada con la cuestión del autogobierno kurdo.

Una ciudad, Wan, reviste especial importancia. El candidato del Partido DEM, Abdullah Zeydan, fue elegido alcalde del municipio metropolitano con el 55% de los votos, el doble que el candidato del AKP; el Partido DEM también ganó un total de 14 municipios en la provincia de Wan. Sin embargo, hubo controversia sobre el certificado electoral. Al principio, la junta electoral provincial dio la victoria al candidato del AKP, alegando que Zeydan había sido privado de sus derechos electorales debido a una anterior “acusación penal de terrorismo”, a pesar de que la misma junta había autorizado a Zeydan a presentarse a las elecciones. Más tarde se supo que la junta electoral provincial había tomado esta decisión después de que el AKP se opusiera el viernes anterior a las elecciones, apenas cinco minutos antes del final oficial de la jornada laboral. El candidato del AKP exigió el certificado electoral el domingo, cuando la votación aún estaba en curso. Estaba claro que el AKP había decidido de antemano hacerse con el control del municipio metropolitano de Wan.

Durante tres días, el pueblo de Wan, miembros del Partido Demócrata y otros representantes políticos, incluida una pequeña delegación del Partido Comunista de Hungría, protestaron en Wan contra el intento del AKP de suprimir los resultados de las elecciones. Lo que es más significativo, los habitantes de Wan y muchas personas de otras ciudades salieron a la calle y protestaron, a pesar de la grave violencia policial, cientos de detenciones y docenas de encarcelamientos.

El 3 de abril, en la ciudad de Wan, decenas de miles de personas marcharon hacia el juzgado donde se encuentra la Junta Electoral Provincial. La policía atacó a la multitud con gases lacrimógenos y cañones de agua cerca de la calle Maraş; en respuesta, los manifestantes levantaron barricadas e incendiaron toda la ciudad.

Suprimir el resultado de unas elecciones municipales de esta manera no sería posible en Turquía occidental; estas cosas sólo ocurren en las ciudades kurdas debido a un dominio colonial no declarado, que va más allá de la comprensión habitual del “autoritarismo competitivo.” Este término se utiliza a menudo para describir el gobierno de Erdoğan en Turquía, refiriéndose a la justificación del régimen autoritario de su gobierno a través de victorias electorales que tienen lugar en condiciones que favorecen fuertemente al régimen. Aunque el marco del autoritarismo competitivo podría aplicarse en las provincias occidentales de Turquía, se queda corto para explicar la situación en las ciudades kurdas, donde las elecciones democráticas se han suspendido por completo.

Sin embargo, por primera vez desde que finalizaron las conversaciones de paz con el PKK en 2015, el AKP se vio obligado a retractarse de su decisión inicial. La Junta Electoral Suprema anuló la decisión el 3 de abril, tres días después de las elecciones, devolviendo el mandato al ganador, el candidato del Partido Demócrata Abdullah Zeydan. La Junta Electoral Suprema, que ha sido culpable de legitimar un tremendo número de violaciones electorales que favorecieron al AKP y a Erdoğan, está en última instancia bajo el control absoluto de Erdoğan. Es inimaginable pensar que esta decisión se haya producido independientemente del AKP y de Erdoğan.

El hecho de que la Junta revocara su decisión es consecuencia de la resistencia del pueblo de Wan, que implicó varios niveles de actividad. En primer lugar, los propios habitantes de Wan crearon una crisis al protestar y salir a la calle durante tres días. En segundo lugar, el partido DEM mostró una firme determinación para defender a su candidato, tanto en los pasillos del poder en Ankara como a escala internacional, lo que atrajo la atención de los medios de comunicación de masas y sociales. Por último, todos los partidos políticos ajenos a la coalición gobernante, incluido el CHP, se vieron obligados a emitir declaraciones e intervenir debido a la resistencia de Wan, para no contradecir su propio discurso reciente sobre la democratización.

¿Por qué la coalición gobernante del AKP y el MHP permitió este resultado? La respuesta es sencilla: ya no son tan fuertes como antes. Este cambio fundamental en la dinámica de poder en Turquía, con el AKP no liderando las elecciones por primera vez desde 2002 y el CHP emergiendo como partido ganador, ha desestabilizado la coalición gobernante. Aunque se necesita un análisis más profundo para dar cuenta de los resultados más amplios de las elecciones, basta decir que esta desestabilización beneficiará a varios segmentos de la sociedad, entre ellos el Movimiento de Liberación del Kurdistán, el movimiento ecologista y el movimiento feminista.

Es importante subrayar que el objetivo principal de la resistencia no es únicamente “luchar por la democracia de Turquía”. Esa es una preocupación secundaria. El objetivo principal es resistir a la toma colonial de los municipios kurdos, que dura ya ocho años. Fundamentalmente, se trata de defender el derecho de los pueblos a la autonomía y el autogobierno.

En segundo lugar, y estrechamente relacionado con este punto, estos municipios desempeñan un papel crucial en el avance del proyecto político radical del movimiento de liberación del Kurdistán, conocido como confederalismo democrático. Esto implica la organización de los pueblos, las comunas de barrio y los ayuntamientos. Los municipios desempeñan un papel esencial en la realización del proyecto confederalista democrático porque permiten la gobernanza local mediante el control democrático directo del pueblo a través de las comunas y los ayuntamientos. La incautación de los municipios por parte del Estado durante ocho años representó un obstáculo importante para este proceso.

En tercer lugar, la resistencia ha roto el dominio ultranacionalista y colonial. No podemos predecir lo que ocurrirá a continuación, pero una cosa es cierta: la derrota electoral del AKP desestabilizó las relaciones de poder establecidas en el seno del Estado turco y, junto con el AKP, el propio Estado dio un paso atrás ante la resistencia kurda por primera vez en muchos años. Puede que el AKP intente nombrar fideicomisarios del gobierno destituyendo de nuevo a los alcaldes elegidos democráticamente en las ciudades kurdas, pero eso no cambiará el hecho de que el pueblo ha asestado una derrota pública al AKP. Ahora que esto ha ocurrido por primera vez en diez años, puede volver a ocurrir en cualquier momento. La resistencia del pueblo de Wan ha abierto esa puerta.

Manifestantes celebran su victoria en Wan el 3 de abril de 2024.