Iniciadas en Minneapolis el 3 de junio, se eextendieron rápidamente a Los Angeles y más allá por todo el país, las redadas de la Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) han provocado respuestas airadas por parte de la comunidad. Aunque esta ola de acciones pareció alcanzar su punto álgido con las manifestaciones «No Kings» del 14 de junio, los agentes de la ICE siguen secuestrando personas y la gente sigue resistiendo. En este relato, las personas participantes en una serie de enfrentamientos en Seattle y sus alrededores describen cómo han impedido que la ICE secuestrara a personas en comparecencias judiciales, mostrando así el camino a seguir para el movimiento.
Contra la frontera y su mundo
Lo que sigue es un informe de personas autónomas que describen las acciones contra la migra en Seattle (tierra del pueblo Coast Salish). No pretendemos hablar en nombre de otras personas, ni del «movimiento» en su conjunto.
Entre la escalada del genocidio contra Palestina, que dura ya 76 años, y los crecientes ataques contra los inmigrantes aquí en la Isla Tortuga, cada vez es más evidente que las fronteras matan. Contra las afirmaciones tanto de liberales como de conservadores de que las fronteras son necesarias, mantenemos un análisis anticolonial: la migración no solo es una parte esencial de la vida de los seres humanos y de muchos otros seres vivos, sino que, en nuestro contexto, los migrantes a menudo representan una fuerza indígena que amenaza la realidad colonialista.
Todo esto queda plasmado en las palabras del palestino Ahmed Abu Artema:
Miré a los pájaros que volaban sobre las vallas. Los pájaros deciden volar y vuelan. He descubierto la verdadera razón por la que aborrezco la ocupación. La odio porque contradice las leyes de la naturaleza.
Como escritoras con tendencias anarquistas, no nos interesa la «manifestación», es decir, lamentarnos por el sufrimiento que nos infligen nuestros supuestos líderes. No creemos que el pueblo sea más débil que la policía o incluso que el Estado en su conjunto. Si rechazamos estas fronteras, debemos hacerlo de todo corazón, no con marchas vacías y condenas retóricas, sino con solidaridad, amor y dedicación a las tácticas militantes. Citamos a Diane Di Prima:
Cuando tomas una ciudad, un campus, te haces con el control
de las centrales eléctricas, el agua, el transporte,
olvida negociar, olvida cómo
negociar, no esperes a que De Gaulle o Kirk
abdique, no lo harán, no estás
«manifestándote», estás luchando
una guerra, lucha para ganar, no esperes a que Johnson o
Humphrey o Rockefeller acepten tus condiciones
toma lo que necesites, «es gratis
porque es tuyo»
La llamada Seattle presenta varias realidades diferentes para las personas migrantes y las comunidades migrantes. Aunque la gentrificación ha blanqueado gran parte del centro de Seattle, el sur de Seattle y los suburbios más allá de él siguen siendo un lugar vibrante para la construcción y organización de comunidades migrantes, al igual que los suburbios al norte de la ciudad.
Al estar situada a menos de 160 km de la frontera canadiense y del océano Pacífico, Seattle se encuentra bajo la jurisdicción del Departamento de Seguridad Nacional y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos, lo que la distingue legalmente de la mayor parte de la isla Tortuga. Algunas de las peores instalaciones pertenecientes a la migra se encuentran justo al sur del área de Seattle. Con capacidad para encerrar a casi 1600 personas, el Centro de Detención del Noroeste (en Tacoma) es propiedad privada del grupo GEO, que se lucra con el encarcelamiento. El Centro Federal de Detención (en Sea-Tac) también alberga a migrantes detenidos. Si bien todas las prisiones son instituciones violentas e injustas, el Centro de Detención del Noroeste de Tacoma (NWDC) es particularmente vil, y es investigado habitualmente por violaciones formales de los derechos humanos, como la falta de atención médica y las condiciones insalubres peligrosas. También es uno de los centros de detención más grandes del país, y alberga a migrantes de todo el noroeste del Pacífico. A pesar de que Seattle se proclama ciudad santuario, la policía colabora habitualmente en la detención de personas migrantes1 y agrede a manifestantes que intentan detener la maquinaria de la deportación.
Los acontecimientos del 10 al 15 de junio, seis días de acción militante en Seattle y Tukwila, no pueden separarse de las historias de ayuda mutua y redes de apoyo comunitario creadas mucho antes de que Trump fuera elegido. Por citar un solo ejemplo de los siglos de trabajo en defensa de los migrantes en la zona, los años inmediatamente anteriores a 2025 vieron una afluencia de migrantes a la zona de Seattle, en particular personas de ascendencia angoleña, congoleña y venezolana, a quienes el Estado les negó repetidamente los servicios sociales y las necesidades básicas. La autoorganización de estas personas migrantes para crear campamentos y presionar al Estado marcó la pauta para que la comunidad en general se sumara a la causa. Los lazos comunitarios y la confianza construidos durante ese período son fundamentales para las relaciones, el conocimiento y la militancia que vemos en 2025.
Esta fotografía y la fotografía de cabecera son de AGP.
Un fuego que se propaga: los levantamientos de Los Ángeles y la militancia en Seattle
El 20 de mayo, el ICE se presentó en el edificio federal de Seattle, donde los migrantes habían estado asistiendo a audiencias de inmigración, con la intención de acelerar sus secuestros. Su objetivo era llevarse a varias personas migrantes al día de un lugar al que estaban legalmente obligados a acudir. Ese día, circuló un llamamiento a la acción para contrarrestar la presencia del ICE con una concentración masiva en el edificio federal. Durante las cuatro semanas siguientes, el apoyo legal y otros recursos se concentraron en el edificio, así como en las manifestaciones diarias. No pretendemos entender todas las realidades políticas y el trabajo que la gente estaba haciendo sobre el terreno durante esas semanas, ni pretendemos faltar al respeto. Sin embargo, las manifestaciones en el exterior, con un gran contingente liberal y que normalmente no suponían una amenaza directa para la violencia del Estado, no estaban cambiando la realidad sobre el terreno. Las personas que se manifestaban se encontraban frente al lugar donde se producían secuestros diarios, pero nada cambiaba.
Los levantamientos en Los Ángeles que comenzaron el 6 de junio no fueron simplemente un llamado a la acción. Eran una llamada a las armas, que recordaba a los compañeros y compañeras su responsabilidad de defenderse mutuamente contra la violencia estatal.
El 10 de junio, los y las manifestantes que respondieron a una convocatoria habitual para oponerse a los secuestros de ICE en el edificio federal reaccionaron a la noticia de tres secuestros en el tribunal de inmigración bloqueando todas las salidas de vehículos del edificio. Se improvisaron barricadas con patinetes de alquiler de Lime y otros residuos. Alrededor de las 8 de la tarde, los agentes federales fingieron un ataque en un lado del edificio, solo para irrumpir por el otro lado desde el exterior en varias furgonetas sin distintivos mientras los y las manifestantes se abalanzaban hacia el lugar del ataque simulado. Los vehículos atropellaron a dos manifestantes y una línea de policías empujó hacia atrás la línea de protesta. Durante el enfrentamiento, una gran furgoneta salió del edificio con las personas secuestradas atrapadas en su interior. Los y las compañeras continuaron bloqueando el edificio, sin saber si las personas secuestradas seguían dentro. A raíz de ello, dos manifestantes fueron detenidas y una tercera persona logró escapar; esto animó a la multitud a permanecer en defensa de sus compañeros. Alrededor de las 10 de la noche, la gente arrancó la bandera estadounidense del mástil y la quemó. Poco después de medianoche, las personas detenidas fueron puestos en libertad, los agentes federales dejaron el edificio en manos de los guardias de seguridad nocturnos habituales, y los y las manifestantes se dispersaron.
Tras el enfrentamiento del 10 de junio, que duró todo el día, continuaron los llamamientos para mantener una presencia durante toda la jornada en el edificio federal. A partir del 11 de junio, el Gobierno federal cerró algunas secciones del edificio, en ocasiones enviando a los trabajadores a casa o retrasando servicios clave. Sin embargo, las audiencias de inmigración se mantuvieron programadas. El 11 de junio había audiencias programadas por la mañana y a media tarde, y a las 7 de la tarde estaba prevista una manifestación masiva liderada por el PSL en un parque cercano.
Un pequeño grupo de personas comprometidas instaló barricadas cerca de los garajes cuando comenzaron las citas de la 1 de la tarde, habiendo aprendido la lección de que el ICE prefiere salir ya oculto en sus vehículos protegidos. Aún no se había visto a nadie: las barricadas eran preventivas. Las audiencias de la 1 de la tarde llegaron y pasaron, ¡y se permitió salir a todas las personas migrantes! Había un mástil que había quedado desnudo por la quema de la bandera estadounidense el día anterior. La gente izó una bandera no binaria en él; la policía intentó repetidamente cortarla, sin éxito. Como aprendieron los policías, si se cortan ambos lados de la cuerda de la bandera a una altura suficiente como para que ya no se pueda alcanzar ninguno de los dos lados, dejas la bandera atrapada en lo alto del mástil.
La tensión aumentó cuando comenzaron las audiencias de la tarde. Ahora había más barricadas y más grandes, compuestas principalmente por bicicletas Lime atadas con bridas y pesadas rejillas de la calle. La policía de Seattle respondió con fuerza casi al instante cuando se colocaron bicicletas en la misma salida por la que el ICE había logrado salir rápidamente con sus furgonetas el día anterior. Los policías de Seattle utilizaron una cantidad considerable de gas lacrimógeno o spray pimienta en la base del garaje, que se extendió rápidamente no solo a quienes construían barricadas, sino también a la multitud que observaba desde arriba. Esta vez, el uso del spray no fue seguido por una incursión del ICE. No se produjeron detenciones; los médicos atendieron rápidamente a las personas afectadas por el gas; y en 30 minutos, las barricadas volvieron a colocarse, esta vez unos metros más atrás del garaje.
Llegó y pasó la última cita del día. ¡Todas las personas migrantes habían salido del edificio con éxito! Los y las manifestantes comenzaron a marcharse, preparándose para la acción de la noche en un parque cercano.
Esa acción había sido convocada por el Partido por el Socialismo y la Liberación, con la esperanza de aprovechar la amplia energía pública contra el ICE. El PSL tiene fama en Seattle de no ser conflictivo: en respuesta, el bloque autónomo difundió su propio llamamiento en el que declaraban que no se dejarían cooptar y exigían militancia en la acción.
Con unos 5000 participantes, la concentración del PSL se convocó originalmente como una manifestación, pero se convirtió en una marcha hacia el edificio federal. El conflicto entre el PSL y las facciones autónomas fue el tema de la noche. Algunas personas creen que la presión autónoma influyó en la decisión de marchar, sosteniendo que la intención original de los organizadores del PSL era solo manifestarse. En cualquier caso, el intento de los y las autónomas de estatus mixto de hacerse con el megáfono al principio terminó con los encargados de la seguridad del PSL agrediéndolos físicamente. Al llegar al edificio federal, los organizadores del PSL pidieron a la multitud que se dispersara, y la gran mayoría de las personas asistentes lo hicieron. No obstante, varios cientos de compañeros y compañeras más radicales se quedaron, rodeando el edificio, pintándolo y rompiendo al menos una ventana. En poco tiempo, la policía de Seattle envió una línea de agentes, que dieron la orden de dispersarse.
Un incendio en un contenedor de basura frena la línea policial. 11 de junio de 2025.
La respuesta policial se retrasó efectivamente alrededor de media hora cuando algunos compañeros y compañeras prendieron fuego a un contenedor de basura y lo empujaron entre los policías y la multitud. Una vez que el Departamento de Bomberos de Seattle se ocupó del incendio, los policías se retiraron temporalmente. La multitud los persiguió lejos del edificio federal; ver a los policías que los seguían corriendo para alcanzar a sus compañeros revitalizó a la multitud. Sin embargo, los policías dieron media vuelta y comenzaron a avanzar agresivamente de nuevo, agarrando a varios compañeros y compañeras que estaban cerca de ellos y aislados. Mientras otras compañeras retrocedían, los policías lograron avanzar hasta una intersección adyacente al edificio federal, dividiendo a la multitud en tres partes.
La multitud podría haber rodeado la ocupación parcial de la intersección por parte de la policía para reunirse de nuevo como una sola masa, o bien haber procedido a objetivos independientes, pero en lugar de eso, todos se quedaron donde estaban. Cuando, tras un cierto retraso, los policías avanzaron más, la multitud no estaba lo suficientemente cohesionada como para resistir. Los agentes dispararon balas de pimienta y rociaron gas pimienta a la gente y realizaron varias detenciones.
Los cinco días siguientes al 11 de junio transcurrieron con la misma relativa tranquilidad que caracterizó la primera parte de ese día. Aunque el DHS tomó medidas drásticas contra los observadores que entraban en el edificio, restringiendo en ocasiones el acceso tanto a las personas observadoras judiciales como a quienes buscaban servicios sociales de forma independiente, no detuvo a nadie dentro del edificio federal.
Algunas sugerencias tácticas derivadas de los acontecimientos en el edificio federal:
- Actúa primero y de forma militante: si las tácticas que demuestra tu equipo tienen sentido, otros las improvisarán. Para que se produzca un disturbio solo hace falta que una persona lance la primera piedra.
- Es importante mejorar las habilidades en materia de formación táctica, especialmente cuando se trata de retirarse y defenderse mutuamente de la policía.
- ¡Lleva equipo de protección personal adicional (máscaras antigás, gafas protectoras y similares) para las personas nuevas y para aquellas que lo hayan olvidado! Recuerda que, en el caso de acciones esporádicas, es posible que los y las compañeras vengan directamente del trabajo sin su equipo completo.
- Desarrolla modos de comunicación sobre el terreno para acciones no planificadas, especialmente cuando las comunicaciones por radio o tecnología no tienen sentido.
- Reúnete con tus amigas fuera de las calles antes de encontrarlos en las calles. No te limites a traer una compañera de protesta: haz un plan de protesta. Aunque las preocupaciones por la seguridad operativa son válidas, puede que valga la pena planificar con más de dos o cuatro personas si parece posible un enfrentamiento a gran escala con el ICE y el departamento de policía.
- Recuerda nuestra fuerza colectiva; utiliza tácticas ofensivas. Dispersar con éxito a una multitud de 5000 personas es una tarea peligrosa y difícil para la policía.
El ICE se retira a Tukwila
Con las detenciones en las instalaciones de Seattle suspendidas, al menos temporalmente, no estaba claro qué haría ICE a continuación. Los informes falsos involuntarios reflejaban el temor de que cada gran despliegue policial indicara una próxima redada de ICE; los coches de policía y los vehículos sin distintivos fueron erróneamente identificados como «ICE confirmado». Puede acceder a información sobre cómo identificar correctamente los vehículos del ICE aquí; esto debería haberse difundido ampliamente mucho antes del 10 de junio.
El 13 de junio, las familias migrantes comenzaron a recibir órdenes de presentarse en el centro de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Tukwila el fin de semana del 14 al 15 de junio, a unos ocho kilómetros al sur de Seattle. Las órdenes supuestamente confundieron incluso a la policía de Tukwila, que inicialmente emitió un comunicado en el que declaraba el cierre del edificio, aunque posteriormente fue eliminado. Ya fuera un esfuerzo intencionado para reducir la participación manifestante o la consecuencia de una confusión genuina, solo aumentó la sospecha de que ICE intentaría secuestrar a personas allí. Se difundió ampliamente un llamamiento para mantener una presencia allí durante todo el día, desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde.
En retrospectiva, la llamada poco específica para mantener una presencia continua durante todo el día fue un error que se repitió con respecto a las protestas en el edificio federal. El objetivo del ICE en cualquier detención era claro: una vez que detuvieran a las personas dentro del edificio, el ICE tendría que atravesar cualquier línea de manifestantes para trasladar a los detenidos al sur, ya fuera a Sea-Tac o al NWDC. Al igual que en el edificio federal, esto significaba que la estrategia más obvia era establecer una barricada, ya fuera humana o material. Ocho horas es mucho tiempo para que cualquier persona se dedique activamente a las tareas que hacen posible una barricada, y la falta de perspectivas de refuerzos dejó a la gente mal preparada para un asalto del ICE a última hora de la tarde o por la noche.
La decisión del ICE de desplazarse hacia el sur tenía sentido por varias razones. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, muchos edificios federales se diseñaron teniendo en cuenta la máxima seguridad: en consecuencia, el edificio de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Tukwila se encuentra en una larga carretera con pocas salidas residenciales. En comparación con el edificio federal de Seattle, el edificio de Tukwila tenía pocos edificios de acceso público en las cercanías, por lo que cualquier manifestante o migrante tendría dificultades para salir sin llamar la atención.
Es posible que el ICE también se trasladara al sur para mantener la protesta mayoritariamente liberal de No Kings, una acción masiva que atrajo a más de 20.000 participantes, separada de los y las activistas más militantes decididas a detener el secuestro de sus vecinas. No Kings tenía previsto comenzar en el mismo lugar que la acción masiva del 11 de junio a principios de semana. Quizás el éxito de un bloqueo más militante contra la policía de paz del PSL el 11 de junio influyó en la decisión del ICE de separar geográficamente las dos acciones.
Sin embargo, Tukwila ofrecía una ventaja para quienes se resistían al ICE: solo había dos salidas estrechas por las que los vehículos del ICE podían salir de las instalaciones. Los y las asistentes autónomas, que sumaron doscientos o más a lo largo del día, se unieron en torno a una barricada humana en cada salida, dejando salir solo los coches en los que se verificó que no había migrantes. Mientras se montaban y coordinaban estas barricadas, se organizó el apoyo legal y otro tipo de apoyo administrativo para las personas migrantes cerca del centro del edificio. El apoyo legal y otros contingentes trabajaron respetuosamente con las que defendían las barricadas, con solidaridad y una diversidad de tácticas generalmente respetadas por ambas partes.
La Policía, La Migra, La Misma Porquería
La policía de Tukwila continuó con la tónica de la policía municipal proporcionando efectivos y municiones para facilitar los secuestros del ICE. Una hora después de reunirse en el edificio del CIS, las personas que se habían congregado frente al edificio se enfrentaron a un grupo de agentes del Servicio Federal de Protección (DHS) y de la policía de Tukwila exigiéndoles que se trasladaran a la acera. Aunque no se trataba de una orden de dispersión, sentó las bases: como las comunidades migrantes y sus aliados saben desde hace tiempo, la poli, el DHS y el ICE trabajan codo con codo.
La policía de Tukwila también supuso una amenaza importante, ya que estaba entrenada y preparada para enfrentarse a protestas, además de estar mejor integrada con el sistema penitenciario del condado que el DHS o el ICE.
Afortunadamente, esto significaba que la capacidad del ICE para transportar personas desde el edificio estaba limitada por la capacidad y la voluntad de intervenir de la policía local. A medida que cada vez menos personas quieren ser policías, incluso los departamentos de policía con exceso de personal de los Estados Unidos coloniales pueden verse desbordados por la tarea de defender continuamente las operaciones del ICE.
Confrontación en Tukwila
Aunque muchas personas migrantes pudieron registrarse para sus citas en el edificio de Tukwila y salir sanas y salvas, a mediodía quedó claro que dos personas que habían entrado podrían no ser libres de salir. Cuando se cerró la última cita del día con las dos personas migrantes aún sin liberar, un grupo se reunió en la entrada para exigir su libertad.
Para entonces, se había establecido una importante presencia de barricadas en las salidas norte y sur del edificio. Un taller de carrocería local accedió a donar piezas de automóvil sobrantes y el proveedor del aparcamiento accedió a donar papeleras y señales de prohibición de aparcar. Con el apoyo de la comunidad, los mercenarios federales se enfrentaron a barricadas de objetos encontrados unidos con bridas, cadenas y cinta negra.
A última hora de la tarde, el ICE y el DHS tomaron una decisión. En lugar de liberar a las personas detenidas, atacarían a la multitud para poder sacar las furgonetas y llevarlas a un centro de detención de larga duración. Los agentes federales llamaron a la policía de Tukwila, que cerró la única carretera que conectaba el edificio por ambos lados. La policía de Tukwila apenas avisó antes de utilizar munición para atacar a las personas manifestantes, lanzando granadas aturdidoras, balas de pimienta y gas lacrimógeno contra una multitud que no había hecho más que interponerse en el camino de ICE.
Al principio, las barricadas parecieron aguantar, lo que dio a los manifestantes tiempo suficiente para reagruparse y mantener sus posiciones durante las primeras rondas de disparos de la policía de Tukwila. La policía de Tukwila detuvo a una persona durante sus primeros intentos de dispersar a la multitud, aunque esa persona fue posteriormente liberada bajo la presión de la multitud. Desgraciadamente, las defensas acabaron fallando, ya que los vehículos del ICE irrumpieron en la esquina de la barricada mientras la policía lanzaba gases lacrimógenos, una bomba de humo y granadas aturdidoras. Los tres coches escaparon del aparcamiento y se adentraron en la carretera, escoltados por la policía de Tukwila. Aunque el ICE decidió no intervenir al día siguiente, nuestros vecinos habían sido secuestrados.
Esto no es una amenaza, es un escudo
La acción directa del 9 al 14 de junio representa al menos un éxito temporal.
Es posible que ICE encuentre nuevas estrategias creativas para secuestrar y trasladar a las personas migrantes, y que consiga aumentar los traslados a través de Seattle o Tukwila. Esto es especialmente probable si se descarta la acción directa en favor de estrategias más liberales. Sin embargo, hasta ahora, la militancia que ha mostrado la gente al resistirse a los traslados y detenciones en el edificio federal y en Tukwila ha supuesto un obstáculo que el Estado no está preparado para superar de forma sistemática. Con la SPD obligada a movilizar toda su unidad de manifestaciones el 11 de junio y la policía de Tukwila movilizando probablemente un porcentaje similar de sus agentes para el 14 de junio, nuestra resistencia ha logrado un importante desgaste de los recursos estatales. Por eso se han suspendido los secuestros del ICE en el edificio federal y no hubo detenciones del ICE en Tukwila el 15 de junio, aunque las familias habían sido citadas en Tukwila para citas con el ICE el 14 y el 15 de junio.
Al mismo tiempo, el estado logró trasladar a varios cautivos el 10 de junio (en Seattle) y al menos a uno el 14 de junio (en Tukwila). Esto nos da motivos para revisar nuestras tácticas, que fueron principalmente defensivas y estáticas en ambos lugares. Los miembros de la comunidad autónoma diseñaron barricadas con materiales encontrados y el apoyo de la comunidad, con la intención de mantener una línea y resistir el asalto policial. Esto proporcionó un objetivo obvio para que el estado atacara. La estrategia guerrillera generalmente rechaza el conflicto directo e intenta mantener el territorio a favor de aprovechar la enorme área que el Estado tiene que defender. A través de la flexibilidad y la dedicación, la resistencia puede dispersar las fuerzas enemigas. Esto se refleja comúnmente en el mantra de que cien protestas de diez personas son mejores que una sola protesta de mil personas. Los grupos de diez personas pueden elegir dónde y cómo actuar en función de las oportunidades, calculando sus acciones para aprovechar las debilidades en la respuesta del Estado, ya que este seguramente no puede defenderse de todas ellas.
¿Cómo podríamos emplear este tipo de estrategia en la defensa de las personas migrantes? Cuando el ICE aparece para secuestrar a nuestros vecinos y vecinas, los papeles se invierten. Ya no es el Estado el que debe defender cientos de frentes, sino que cada lugar de trabajo, hogar y escuela se convierte en un frente que nosotras tenemos que defender. De hecho, podría ser posible defender todos los hogares: repartir folletos con información sobre los derechos, crear redes de respuesta rápida y generar confianza en los barrios locales mejora la capacidad de cada microcomunidad para responder a la actividad del ICE. Sin embargo, podría ser más estratégico pasar a la ofensiva, identificando los puntos clave en los que se puede interrumpir la maquinaria de la deportación.
Aunque esto se basa en elementos de la filosofía guerrillera (mantener la ofensiva, encontrar puntos débiles en la infraestructura del Estado), también plantea nuevas preguntas. El Edificio Federal y el centro CIS de Tukwila difícilmente representan los puntos más débiles del Estado. Tampoco ofrecen rutas de entrada y salida fáciles, rápidas o imposibles de rastrear: de hecho, interrumpirlas ha requerido ocupaciones de varias horas, durante las cuales el Estado podría dispararnos en cualquier momento. ¿Podemos mantener la ofensiva y, al mismo tiempo, «ser como el agua» en tales condiciones? ¿Qué innovaciones tácticas o nuevas habilidades se necesitarían para ello?
Pedimos a nuestros compañeros y compañeras que consideren las siguientes preguntas:
- ¿Cómo puede un lugar y un momento de enfrentamiento detener o ralentizar directamente la violencia estatal?
- ¿Cómo pueden la forma, la ubicación y el momento del enfrentamiento minimizar las pérdidas, de modo que una acción pueda repetirse docenas o cientos de veces?
- Si las barricadas o la «ocupación» (un término cargado de significado en tierras robadas) se vuelven necesarias, ¿cómo podemos garantizar que sean los antifascistas quienes marquen el ritmo del conflicto, y no el Estado? ¿Cómo se puede mantener al Estado a la defensiva mientras los y las antifascistas mantienen una línea defensiva?
- ¿Existe algún objetivo que, si se viera amenazado, obligaría a los mercenarios del ICE y del DHS a dar prioridad a su defensa por encima de sus propias operaciones ofensivas contra los inmigrantes?
- ¿Cómo podemos desarrollar las habilidades, las relaciones y las instituciones, como las redes de apoyo a los presos y de exploración, que serán necesarias para enfrentarnos al Estado antes de que sean necesarias para una acción?
- ¿Cómo pueden las relaciones y la planificación facilitar la asistencia a un evento con una estrategia y una coordinación ya establecidas?
Las acciones directas del 9 al 14 de junio no fueron el comienzo de la defensa de las personas migrantes en la llamada Seattle, ni serán las últimas. La gente ha seguido movilizándose hacia los edificios federales de Seattle y Tukwila, y está atenta a la actividad de ICE en otras zonas. Este informe solo recoge una pequeña parte del tiempo, con el fin de ayudar a otros a aprender de nuestros fracasos y éxitos.
Sigan resistiendo. Chinga la migra.
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La ley de santuario de Washington solo prohíbe a las fuerzas del orden secuestrar activamente a las personas migrantes y ayudar al ICE en sus investigaciones. No se les prohíbe ayudar al ICE de otras maneras, como dispararnos bolas de pimienta fuera del edificio Henry M. Jackson o de las instalaciones del USCIS para garantizar que el ICE pueda seguir transportando a las personas detenidas. ↩