Días después de que el huracán Ida, transformado en una poderosa tormenta de categoría 4, azotara el sureste de Luisiana, cientos de miles de personas siguen sin energía eléctrica. Las labores de socorro en Nueva Orleans apenas acaban de comenzar y las zonas situadas fuera del cacareado nuevo sistema de protección contra las inundaciones de la ciudad, se encuentran en una situación considerablemente peor que las de esta. A la espera de ver si las autoridades organizan una evacuación tardía, lxs residentes que decidieron quedarse—o no pudieron irse—están haciendo todo lo posible por sobrevivir sin red eléctrica, sin climatización, sin agua potable y sin acceso a gasolina para coches o generadores eléctricos. Mucha gente perdió los tejados de sus casas a causa de los vientos de 150 millas por hora.
Hablamos con Sasha, una enfermera anarquista de Nueva Orleans, sobre la situación.
“Las ciudades costeras albergan gran parte de la población del país y parte de su cultura más querida—y probablemente se volverán inhabitables”.
Estad atentxs al próximo artículo que explorará los elementos estructurales que contribuyen a exacerbar los desastres en la región, cómo se relacionan con las crisis que las personas están experimentando en otras partes del mundo y qué podemos hacer al respecto.
Para apoyar directamente las iniciativas autónomas de socorro en Nueva Orleans y sus alrededores, podéis hacer donaciones a New Orleans Mutual Aid Group y Lobelia Commons a través de Venmo: @NolaMutualAid y @LobeliaCommons. Si no deseáis que vuestra aportación sea pública, seguid estas instrucciones para hacer que vuestro Venmo sea privado.
Cuéntanos un poco sobre ti y tu relación con Nueva Orleans.
Me mudé a Nueva Orleans hace ocho años, después de haber pasado las primeras dos décadas de mi vida en el noreste. Trabajo a tiempo completo como enfermera titulada en el turno de noche en una planta de cuidados intensivos médico-quirúrgicos, en un centro de traumatología de primer nivel cercano al centro de la ciudad. En mi tiempo libre, trato de apoyar varias iniciativas de ayuda mutua, así como las luchas laborales y las iniciativas abolicionistas. Puedes llamarme Sasha.
¿Qué está pasando ahora mismo en la ciudad?
Me resulta difícil hablar detalladamente de cómo están las cosas en la ciudad ahora mismo. Llevo trabajando toda la noche y durmiendo durante el día desde tres días antes del paso del huracán Ida, y no he salido de las instalaciones del hospital desde la noche anterior a la tormenta. Así que, mucho de lo que sé, se basa en un resumen de lo que he visto en las noticias locales, lo que he leído en las redes sociales y lo que he escuchado de amigxs y compañerxs de trabajo.
El domingo, durante el pico de la tormenta, se interrumpió el suministro eléctrico en toda el área metropolitana debido a la caída de una importante torre eléctrica. El servicio de telefonía móvil y de datos ha sido un poco irregular. Los únicos edificios que disponen de electricidad y climatización son los que tienen generadores propios y las instituciones con grandes recursos, como el hospital donde trabajo, que también cuentan con enormes sistemas de generadores. Todas las noches, miro el barrio residencial del centro desde una de las plantas superiores del hospital y no veo más que oscuridad y ocasionalmente las luces de un solitario coche que baja por la interestatal. Apenas hay tiendas abiertas y no hay forma de conseguir gasolina para que funcionen coches o generadores. Hace bastante calor y humedad y nadie tiene aire acondicionado ni ventiladores.
La tormenta golpeó la ciudad el día del decimosexto aniversario del huracán Katrina, por lo que ha estado provocando síntomas de TEPT en muchas personas. El departamento de emergencias parece estar lleno de personas que sufren crisis psiquiátricas.
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¿Cómo se preparó la gente para la tormenta? ¿Cómo han sido las pérdidas y los daños hasta ahora?
La tormenta se desató rápidamente y se intensificó también con rapidez, dejando muy poco tiempo para prepararse o evacuar. El martes (24 de agosto), regresé de visitar Nueva York, que acababa de enfrentarse a un huracán más pequeño, y no recuerdo haberme enterado de Ida hasta el día siguiente más o menos. El viernes (27 de agosto), muchxs ya habían tomado la decisión de abandonar la ciudad, ya que las predicciones sobre la intensidad de la tormenta eran cada vez más alarmantes. No tengo forma de saberlo con certeza, pero parece que alrededor de la mitad de la población del área metropolitana decidió irse. Muchxs tuvieron que conducir hasta trece horas para encontrar alojamiento.
El viernes, el alcalde anunció que sencillamente no había tiempo suficiente para llevar a cabo una verdadera evacuación, como ocurrió antes del Katrina, ya que eso requiere coordinar el transporte y el alojamiento para una significativa parte de la población que carece de medios de transporte o de dinero para hoteles en lugares donde no conoce a nadie. Evacuar requiere un montón recursos y gastos que mucha gente en esta ciudad no tiene o no puede asumir.
Entre las personas que conozco personalmente, había muchas personas relativamente nuevas en la ciudad que no se dieron cuenta de lo que supondría vivir una tormenta de esta magnitud. Me preocupa que mucha gente no estuviera preparada en cuanto a tener suministros de alimentos no perecederos. Las personas con dependencia del alcohol o las drogas sufrirán abstinencia, muchas personas carecen de reservas de medicamentos esenciales, y pronto empezaremos a ver sus efectos.
Dentro de la ciudad, la red eléctrica fue la que sufrió el daño más significativo. La empresa de servicios públicos dice que pasarán días antes de que sepan siquiera cuánto tiempo se estará sin electricidad, pero estiman que serán unas tres semanas para el cliente promedio. Aparte de esto, la mayor parte de los daños se produjo en los tejados, algunos daños causados por filtraciones de agua en el interior de las viviendas, árboles caídos y algunas inundaciones en las calles que remitieron con bastante rapidez. Varios hospitales perdieron gran parte de sus tejados y se vieron obligados a trasladar a lxs pacientes a otros hospitales, ya de por si saturados debido al COVID-19 y a la escasez de personal.
Los servicios de alcantarillado y agua parecen relativamente poco afectados en la ciudad de Nueva Orleans propiamente dicha, pero Jefferson Parish, el área metropolitana vecina, no tiene agua en absoluto y los hospitales de esa zona también se están viendo obligados a trasladar a sus pacientes a hospitales de la ciudad. Si nos adentramos un poco más en las zonas situadas a unos 30 minutos al oeste y al sur de aquí, hay pueblos en los que muchas casas han sido arrasadas y el agua ha llegado hasta los tejados de algunas viviendas debido al desbordamiento de los diques. Los daños en estas zonas aún no se han evaluado completamente ni se han hecho públicos.
Eres enfermera en uno de los principales hospitales de Nueva Orleans durante la peor tormenta en dieciséis años y un resurgimiento masivo de COVID-19. ¿Cómo son los sistemas médicos y de emergencia allí en este momento?
Muchos hospitales de la zona han estado bastante estresados durante las últimas seis semanas debido a un nuevo brote de COVID-19 en una población muy poco vacunada, la cuarta ola de la enfermedad desde que comenzó la pandemia. Estos han estado recurriendo a la contratación de personal que viene de lejos, y que no está familiarizado con la ciudad ni con estas instalaciones. Lxs trabajadorxs de los Servicios Médicos de Emergencia que conozco están bastante estresadxs todo el tiempo y muchas enfermeras están trabajando más turnos de los que les gustaría.
Cabe mencionar que los hospitales son, en estos momentos, una de las empresas que más capital requieren, más corporativas y autoritarias de este país. No hay escasez de mano de obra, si se considera el número de profesionales médicxs licenciadxs en comparación con el número de puestos de trabajo vacantes—en el último recuento, había 6.000 puestos de enfermería vacantes en Luisiana. Más bien, hay una escasez de personas dispuestas a soportar los bajos salarios y las inmanejables ratios de pacientes, que ponen en riesgo tanto la seguridad de estxs, como la licencia de lxs trabajadorxs. Si buscas las diez personas más ricas del área metropolitana de Nueva Orleans, la mayoría son directorxs generales de hospitales.
Desafortunadamente, creo que esa es la razón por la que son uno de los lugares con mejores recursos en los que ahora mismo se puede estar en la ciudad, porque hay mucho dinero en juego para asegurar que estas operaciones funcionen sin problemas. Aparte de estar en mi trabajo las veinticuatro horas del día, ya sea trabajando o durmiendo, me siento bastante aislada del mundo exterior gracias a que tengo electricidad ininterrumpida, internet, climatización, protección contra los elementos y acceso a comida y a una comunidad de varios cientos de personas que están en el mismo barco, recursos de los que, en este momento, carece la mayoría de la gente en la ciudad.
¿Puedes hablarnos un poco sobre cómo se prepararon los gobiernos municipales y estatales para la tormenta y sus respuestas a sus efectos?
Parece que los gobiernos locales y los sistemas hospitalarios aprendieron algunas cosas después del Katrina. Los hospitales se quedaron sin electricidad durante el Katrina porque sus generadores estaban situados en la planta baja y, en consecuencia, se inundaron. Esta vez sólo he oído hablar de un hospital de la zona que se quedó temporalmente sin electricidad, lo que obligó al personal a tener que ventilar manualmente—es decir, a apretar con las manos grandes bolsas de plástico llenas de oxígeno para ayudar a respirar a lxs pacientes en estado crítico que estaban conectadxs a respiradores. El sistema de diques dentro de la ciudad no falló como la última vez, y eso evitó una inundación catastrófica, pero no se puede decir lo mismo de las zonas circundantes.
Si nos basamos en las afirmaciones de que no hubo tiempo suficiente para evacuar a las personas, pareciera que fueron sorprendidxs por lo repentino de la tormenta. Pero si hubo tiempo suficiente para desplegar agentes “anti-saqueos”.
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¿Qué reacciones populares a la tormenta se están viendo y de quién?
Afortunadamente, Nueva Orleans dispone una red de ayuda mutua bastante sólida que surgió al comienzo de la pandemia de COVID-19. La mayor parte de la actividad en este momento parece estar enfocada en hacer llegar dinero a las personas que lo necesitan para que puedan evacuar la ciudad y comunicar las necesidades que hay en la ciudad a las personas que regresan de la evacuación—aunque parece haber consenso en que, debido a la sobrecarga de las infraestructuras, más personas en la ciudad no es lo que se necesita ahora mismo, por lo que, tanto los gobiernos locales como las redes de ayuda mutua, están pidiendo a lxs evacuadxs que se mantengan alejadxs por el momento.
No he oído que ninguno de estos grupos urbanos se haya aventurado en botes para rescatar a personas en las áreas más inundadas, ni nada por el estilo.
Durante mucho tiempo, la gente ha hablado sobre la posibilidad de “otro Katrina” y la inevitabilidad de que los desastres naturales empeoren en el sur de Luisiana debido al cambio climático. ¿Son estos inevitables?
Creo que estas repetidas y catastróficas tormentas son inevitables. Pero también creo que se pueden mitigar con una mejor preparación y cambiando la forma en que interactuamos con el agua y la tierra. No sé exactamente cómo se ve eso en este momento. Me viene a la mente el zine “Desert”.
También puedo deciros que muchas personas—desde las que nacieron y se criaron aquí y que se remontan a varias generaciones hasta las personas que se mudaron aquí en los últimos dos años—están hablando de mudarse debido a la inevitabilidad de que continuamente ocurran desastres como este.
¿Qué podrían enseñarnos estos sucesos sobre el futuro al que todxs nos enfrentamos y cómo podemos prepararnos para él?
Lo que está ocurriendo en Nueva Orleans es, sin duda, una advertencia para el resto del país. Las ciudades costeras albergan a una gran parte de la población del país y parte de su cultura más querida—y probablemente todas se vuelvan inhabitables. Es ineludiblemente trágico. No tengo ni idea de cómo nos prepararemos para ello, porque lo estamos descubriendo sobre la marcha. Mucha gente inteligente que conozco lleva mucho tiempo pensando en esta cuestión, pero no ha surgido ningún plan factible. Es una mierda.
¿Qué es lo que más necesita la gente de Nueva Orleans en este momento y cómo pueden ayudar las personas que no están allí?
La necesidad más urgente que he visto es la de ayudar a aquellxs que no pueden salir de aquí, y que necesitan donaciones para poder hacerlo.