Todos pagan para que los ricos se hagan más ricos. Nosotros pagamos con nuestro trabajo para llenar los bolsillos de ellos. Pagamos arriendos que aumentan vertiginosamente mientras el aburguesamiento inmobiliario nos bota de nuestras casas. Pagamos con la destrucción del medio ambiente, con la eliminación de nuestras comunidades, con el estrés de la vida cotidiana. Pagamos por cosas que antes eran gratis, como el agua. Pagamos impuestos para que ellos puedan emplear más policías para aterrorizarnos. Todos pagan, pero sólo ellos se benefician.
Podríamos hablar del alto costo de la vida— ¿pero quién vive de verdad?
El 29 de Noviembre, nadie pague. Esto es un llamado a huelga, para dirigirse a todos los modos en que nos aprietan, todos los modos en que se hace imposible la vida.
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Gente en todas partes del mundo se están rebelando en contra del elevado costo de vida. En Ecuador, el pueblo tomó el parlamento y forzó que el gobierno cancelara las nuevas medidas de austeridad. En Chile, evasiones masivas dieron a luz a una rebelión a lo largo de todo el territorio, acontecimiento que ni el ejército pudo suprimir. Desde París a Beirut y Hong Kong, gente reconoce que nuestra única esperanza está en resistir juntos.
En Seattle hay un llamamiento para una huelga de pasaje en el transporte público. En Portland, gente se reunirá el 29 de Noviembre en Pioneer Square; en San Francisco en la esquina de 16th y Mission. Ya hace semanas que hay manifestaciones sobre el costo del transporte y la imposición policial en la ciudad de Nueva York y hay más programadas para esta semana. Chicago está en esto también. Dondequiera que estés, puedes organizar algo o realizar una acción con tus amigos.
La huelga es un golpe. No es un simple boicot; es una manera de interrumpir el sistema, para que deje de funcionar. A lo menos, podrías evitar pagar el pasaje del transporte público en tu ciudad. Pero sería mejor hacer nuestro rechazo en público y de forma colectiva. Salten los torniquetes juntos. Abran las puertas e interceden si los guardias intentan agarrarlxs. Saboteen las máquinas. Hagan que las paredes proclamen “¡Que Nadie Pague!” con carteles o pintura en aerosol. Coloquen una mesa y distribuyan folletos para explicar por qué no nunca debería pagar nadie. Establecen un sindicato de la evasión del pasaje como hicieron en Suecia.
El 29 de Noviembre marca 20 años desde las manifestaciones que impidieron la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle en 1999, mostrando el poder de la acción directa para cambiar la historia. Hoy día, la resistencia al capitalismo se ha propagado mucho, pero depende de nosotros propagar las prácticas de la resistencia que nos harán ingobernables.
Que nadie pague—porque ellos gastarán millones en la policía pero matarán a uno por evadir un pasaje. Que nadie pague—porque la infraestructura que construyen no pretende servirnos, sino controlarnos. Que nadie pague—porque no queremos solo reformas fragmentadas, queremos mostrar que somos suficientemente fuertes para cambiar el mundo nosotros mismos. Que nadie pague.
Además de los convocadores a lo largo de EEUU, se suman a este llamado el sindicato de evasores en Suecia que lleva décadas de militancia, Planka.nu, más varias organizaciones del territorio dominado por el estado de Chile, incluso Rara Señal, un proyecto anarcafeminista de radio, Evade Chile 2019, Grupo Solenopsis, el Ateneo anarquista de Santiago, el sindicato de varios oficios, y Colectivo La Peste.
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